¿POR QUÉ DIOS NO ME ESCUCHA

Hoy vamos a hablar de una pregunta que muchos de nosotros nos hacemos en algún momento de nuestras vidas: "¿Por qué Dios no me escucha?" Es probable que en alguna ocasión hayas levantado la mirada al cielo y con frustración hayas preguntado: "¿Dios, por qué no me escuchas?". A veces, sentimos que nuestras oraciones no son respondidas, incluso después de tantos rosarios, tantas misas, y tantas promesas. Pero, ¿Qué tal si Dios lo que quiere darnos es algo mejor, a lo cual no le estamos prestando atención?

Dios no es un Mago:

Muchas veces, pensamos que Dios actúa como si fuera un mago. Le pedimos cosas muy específicas y esperamos que Él nos las dé tal cual, a la hora que queremos, como si fuese un truco de magia. Pero Dios no funciona de esa manera. Él no está aquí para cumplir nuestros caprichos o para hacernos la vida fácil. Dios está aquí para ayudarnos a ser responsables de nuestras vidas. Nos da fuerza y creatividad para que podamos tomar las riendas de nuestras propias situaciones.

Imagina que le pides: "Señor, alivia el hambre de las personas que no tienen qué comer". Dios pudiera hacerlo, pero el no actúa de esa manera. En lugar de hacerlo como por arte de magia, Dios te inspira para que tú seas parte de la solución. Cuando rezas por los demás, Él te está diciendo: "Tú puedes hacer algo por tus hermanos". Dios quiere que tomemos acción y nos hagamos responsables del sufrimiento que vemos a nuestro alrededor, el quiere que seamos instrumentos suyos a través de los cuales  el pueda llegar a los mas Necesitados.

A veces, entendemos mal el propósito de la oración. No es una herramienta para pedir y que Dios nos lo dé todo como si fuéramos niños que dependen de sus padres. La oración es para crecer, para madurar, para asumir responsabilidades. La verdadera oración te transforma, te da fuerzas y te ayuda a ver cómo tú mismo puedes ser la respuesta a lo que pides.

¿Han escuchado la historia del hombre que se estaba ahogando? Este hombre le pedía a Dios que lo salvara. Pasó una lancha y él no aceptó la ayuda porque decía que Dios lo salvaría. Luego pasó un helicóptero, y de nuevo se negó, esperando que Dios mismo lo sacara del agua. Al final, el hombre se ahogó. Y cuando llego al Cielo Dios le dijo que el le envió su ayuda, pero él no la supo reconocer.

Muchas veces, no nos damos cuenta de que Dios actúa en lo cotidiano, a través de las personas que pone en nuestro camino.

Dios te escucha, pero no siempre responde como esperas:

Es imposible que Dios no nos escuche. Pero, a veces, sentimos que no nos escucha porque no hace lo que queremos o no responde a nuestros caprichos. Dios siempre nos escucha, pero no siempre responde de la forma en que esperamos o a la velocidad que queremos. Su plan es perfecto y mejor que los nuestros, aunque no siempre lo comprendamos.

Reconcíliate contigo mismo para escuchar mejor a Dios:

Cuando aprendes a escucharte a ti mismo, también descubres que Dios te escucha. Él se encarnó en ti, vive en ti, y te habla desde dentro. Como dijo Jesús: "El Padre y yo somos uno". No sigas buscando a Dios afuera como si fuera alguien distante. Él ya está en ti. Escúchalo en tu corazón, no sólo con tus oídos, sino con todo tu ser. Y recuerda que Dios no siempre hará las cosas a tu manera, pero siempre te dará lo que necesitas y lo que más te conviene.

Dios siempre nos escucha, aunque no lo veamos o no lo sintamos de inmediato. Él no está aquí para cumplir nuestros caprichos, sino para ayudarnos a crecer, a ser responsables, y a vivir en comunión con Él.