BUSCA A DIOS EN TODO MOMENTO

Hoy quiero hacerles una pregunta directa: ¿Qué pasaría si un amigo tuyo solo te buscara cuando te necesita?. Imagínalo por un momento, ese amigo/a aparece únicamente cuando le conviene, cuando tiene algún problema o necesita algo de ti. ¿Cómo te sentirías? Probablemente sentirías que te está utilizando, ¿verdad? Nadie quiere una relación basada solo en la conveniencia.

Lo mismo ocurre en nuestra relación con Dios. A veces, sin darnos cuenta, solo lo buscamos en momentos de necesidad, cuando algo no va bien en nuestras vidas. Pero Dios no es solo un recurso de emergencia al que acudimos cuando todo se tambalea. Dios es nuestro amigo fiel, y como en cualquier amistad verdadera, Él quiere que lo busquemos en todo momento: en las pruebas y en las alegrías.

Piensa en tus mejores amigos. Los buscas no solo cuando estás triste o necesitas ayuda, sino también cuando quieres compartir algo bueno que te ha pasado, cuando quieres reír, celebrar o simplemente disfrutar de su compañía. La amistad se construye en los buenos y malos momentos, en las risas y en las lágrimas, en las celebraciones y en las dificultades.

Con Dios es igual. Él quiere ser más que alguien a quien acudir solo en la adversidad. Él desea ser parte de toda tu vida, tanto en los momentos difíciles como en los momentos felices. Dios no es solo un refugio en la tormenta; es también el sol que brilla en tus días buenos. ¿Por qué entonces limitar nuestra relación con Él solo a los momentos de dificultad?

Busca a Dios en la alegría:

A veces nos acostumbramos a pedir ayuda a Dios cuando algo no va bien, en la enfermedad, en los problemas económicos, en las crisis familiares. Y está bien, porque Dios siempre está dispuesto a escucharnos y a brindarnos consuelo. Pero, ¿Qué pasa cuando todo va bien? ¿Nos acordamos de Dios en esos momentos de felicidad?.

Dios también quiere estar presente en tus momentos de gozo. Busca a Dios en las alegrías de tu vida, en las pequeñas victorias, en los momentos en los que sientes que todo está en su lugar. Dale las gracias por las bendiciones que te ha dado. Habla con Él sobre las cosas buenas que te están sucediendo. Así como compartes tus triunfos con tus amigos más cercanos, comparte también con Dios.

Busca a Dios en lo cotidiano:

No siempre es fácil recordar a Dios en el día a día, especialmente cuando las cosas parecen ir bien. Pero, en realidad, es en las pequeñas cosas de la vida donde podemos encontrarlo con más facilidad. Dios está presente en lo cotidiano, en una sonrisa, en una conversación con un amigo, en un momento de paz al final del día.

Si te tomas el tiempo de detenerte y prestar atención, descubrirás que Dios está contigo en todos esos momentos sencillos. No necesitas grandes ceremonias ni momentos dramáticos para sentir su presencia. Dios está en lo pequeño, en lo aparentemente insignificante, y te está invitando a que lo busques allí también.

La vida está llena de altibajos. Habrá momentos en los que todo parezca desmoronarse, y en esos momentos es natural acudir a Dios en busca de ayuda. Pero no te olvides de buscarlo también cuando todo va bien. No limites tu relación con Dios a las crisis. Él quiere estar contigo en cada paso del camino, en las tristezas y en las alegrías, en las dificultades y en los logros.

Dios no te abandona nunca, ni en los días oscuros ni en los días luminosos. Pero, ¿Le permites ser parte de todo lo que sucede en tu vida? ¿Le abres tu corazón solo cuando necesitas algo o también cuando todo marcha bien? Dios es el amigo que siempre está disponible, que siempre está esperando que lo invites a ser parte de tu vida, en todo momento y en toda circunstancia.

Hoy te invito a que no te limites a buscar a Dios solo cuando tienes problemas. Busca a Dios en todo momento. Habla con Él en los días de tristeza, pero también en los días de alegría. No te olvides de agradecerle por las bendiciones que has recibido y de compartir con Él los momentos felices de tu vida. La amistad con Dios es una relación que se fortalece con el tiempo, y esa relación solo puede crecer si lo buscas continuamente, no solo en la necesidad.

Dios es ese amigo que siempre está contigo, que te escucha en las buenas y en las malas. No lo abandones cuando todo va bien. Permítele ser parte de tu vida en todos los momentos, grandes y pequeños, y descubrirás que la amistad con Él te transformará y te hará vivir con una paz y una alegría que solo provienen de estar en su presencia.