EL AMOR DE DIOS EN LA CRUZ
“Que la cruz no te asuste. La más grande prueba de amor consiste en padecer por el amado; y si Dios, por tanto, amor, sufrió tanto dolor, el dolor que se sufre por Él se vuelve amable en cuanto al amor.” San Pío de Pieltrecina

"Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos." Juan 15:13-14

El Viernes Santo, la iglesia nos invita a reflexionar sobre el sacrificio que Jesús hizo en la cruz para salvarnos, perdonando nuestros pecados.

La Cruz es el Símbolo Supremo del Amor

En la Pasión, vemos que Jesús está en silencio la mayor parte del tiempo. No recrimina. Apenas se defiende. Todo en su comportamiento demuestra que es el justo por excelencia. Incluso pide a su Padre que perdone a sus verdugos.

La Cruz en aquellos tiempos, era un instrumento de tortura, un signo de sufrimiento, de fracaso y derrota. Ser condenado a Morir en la Cruz en tiempos de Jesús, era la más vil de todas las condenas a muerte.

Sin embargo, al Cristo morir en la cruz por nuestros pecados y por nuestra salvación, la Cruz paso a representar el triunfo definitivo del amor de Dios sobre todos los males del mundo. Y desde entonces, la Cruz ya no es sinónimo de maldición sino de bendición. Porque “Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Juan 3, 16).

La Cruz en su esencia no representa al Sufrimiento, La Cruz en su integridad y esencia representa al Amor.

La Cruz es la manifestación suprema del amor de Dios hacia la humanidad y hacia la creación entera. En la Cruz, Cristo nos manifiesta que Dios es Amor: Un amor compasivo y misericordioso, eternamente fiel a sí mismo y a sus creaturas.

Engañado por la serpiente Adán y Eva pecaron (Pecar es Desobedecer a Dios), comiendo del fruto del único árbol del jardín que le había sido prohibido, rompieron nuestra amistad con Dios; Se rompió así la comunión del hombre con Dios, consigo mismo, con los demás, y con la creación.

Como Consecuencia de aquel Pecado entró en el Mundo el Sufrimiento y la Muerte. 

Pero el amor de Dios por Nosotros, sus creaturas, es tan grande que no nos abandona ni siquiera cuando en uso de nuestra libertad rechazamos su amor. Dios mismo salió a nuestro encuentro y para librarnos de nuestra esclavitud del pecado, se entregó en la Cruz.

El madero de la Cruz se transformó en el instrumento de nuestra redención, ya que Jesús, el Cordero inocente, fue sacrificado en el altar de la cruz y, sin embargo, de su inmolación brotó vida nueva: El poder del Maligno fue destruido por el poder del amor que se autosacrifica.

No quedan dudas de que la Cruz se transformó en el nuevo árbol de la Vida. En la Cruz, Cristo nos muestra cómo es Dios y cómo nos ama sin límite. 

TODO ESE AMOR NOS DEMOSTRO DIOS EN LA CRUZ, PEROO.

¿Y NOSOTROS?

¿LE ESTAMOS RESPONDIENDO A DIOS CON EL MISMO AMOR?

¿O A LO MEJOR ESTAMOS HACIENDO QUE EL SACRIFICIO DE DIOS POR NOSOTROS SEA EN VANO CON NUESTRA VIDA DE PECADO?

TODOS SABEMOS LO QUE ESTA BIEN Y LO QUE ESTA MAL Y AUN ASI PECAMOS, COMO SICIENDOLE A DIOS:

“NO ME IMPORTA TU SACRIFICIO, NO LO VALORO, NO LO QUIERO, POR ESO PECO A CONCIENCIA.”

Hermanos, esforcémonos por corresponder a ese amor de cristo por nosotros, abandonemos el pecado, vallamos más a la iglesia, cumplamos más sus mandamientos.

"La cruz es la prueba suprema de la misericordia divina y la fuente de nuestra salvación. Es el símbolo del amor infinito de Dios por la humanidad"