En la formación de la lengua litúrgica de nuestra Iglesia católica, influenciada por el uso del latín y la presencia del Imperio Romano en los primeros tiempos del cristianismo, aparece una palabra que puede sonar extraña para muchos: Adviento.

Esta palabra, que tiene sus raíces en el latín, se integra de manera importante en el pensamiento y la vida de los cristianos.

Es relevante recordar que en la época del Imperio Romano, que abarcó Europa, el Medio Oriente, Tierra Santa y el norte de África, el latín era la lengua común del pueblo.

EL ORIGEN DE LA PALABRA ADVIENTO

La palabra "adventus" en latín se utilizaba para referirse a la llegada o venida de alguien de gran importancia, ya sea el César u otra autoridad relevante que se dirigía a un lugar por primera vez.

Sin embargo, esta llegada no solo implicaba la preparación festiva con tambores y banquetes; era un proceso más profundo que requería una inspección minuciosa del lugar al que llegaría este personaje importante.

La ciudad, sus calles, el Foro Romano, el Senado, los acueductos y termas debían estar en perfecto orden, ya que el visitante, investido de autoridad, realizaría un informe sobre el estado de las cosas.

Este acto de preparación no solo era una bienvenida festiva, sino que también implicaba una revisión completa para asegurar que todo estuviera en orden.

La falta de preparación podía resultar en consecuencias graves, incluso en la muerte de aquellos por los que la ciudad no estaba en orden.

EL SENTIDO CRISTIANO DEL ADVIENTO

Los cristianos, conscientes de la venida pasada de Cristo al mundo y con la firme creencia en su retorno, adoptamos la noción de adviento como un tiempo de preparación.

Este tiempo no solo implica la celebración del nacimiento de Cristo en el pasado, sino también una mirada hacia el futuro, recordando que Cristo vendrá nuevamente para juzgarnos por nuestras acciones.

La preparación de los pueblos del Imperio Romano ante la llegada de figuras importantes a una ciudad Romana, resuena en el deseo de nosotros los cristianos de no ser sorprendidos por el regreso de Cristo, ya sea al final de los tiempos o en el momento de la muerte, desprevenidos y con todo en desorden.

EL ADVIENTO, TIEMPO DE REFLEXIÓN, REVISIÓN Y TRANSFORMACIÓN

Así como los romanos preparaban meticulosamente la llegada de una figura importante, los cristianos buscamos preparar nuestros corazones para la llegada de Cristo.

Este tiempo, que marca el comienzo del año litúrgico, consta de cuatro semanas (Y cuatro Domingos). Estos días especiales nos sirven para reflexionar sobre el paso de Cristo por este mundo en el pasado, a través de las profecías anunciadas por los profetas, la preparación de María llevando a Jesucristo en su seno y la labor de Juan el Bautista, quien preparó el camino para la llegada del Salvador.

El color litúrgico asociado con el Adviento es el morado, simbolizando la Esperanza.

Durante este tiempo en la Santa Misa, los Diáconos, los Sacerdotes, Los Obispos, el Altar y demás Ornamentos Litúrgicos se revisten de color Morado como una representación visual de este tiempo de preparación.

La Corona de Adviento, que tiene la forma de un círculo hace referencia al amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin y las cuatro velas representan las cuatro semanas antes de Navidad. El encendido progresivo de estas velas refleja el aumento de la luz, indicando que se acerca cada vez más la luz de este mundo, que es Cristo.

La quinta vela, que en algunas parroquias se incorpora en le corona de Adviento, se enciende en la celebración de la Navidad, simbolizando el nacimiento de Cristo.

El Adviento no es solo un Tiempo litúrgico, sino una invitación a la reflexión profunda y a la transformación interior.

El Adviento no es solo para recordar (El Nacimiento) la venida pasada de Cristo, sino también para vivir de acuerdo con sus enseñanzas y estar preparados para su regreso.

La corona de Adviento, las velas y los colores litúrgicos se convierten en herramientas visuales que nos guían en este viaje de preparación, recordándonos que la luz de Cristo está cada vez más cerca.

Así, el Adviento se convierte en un tiempo de alegría y gozo, un tiempo para celebrar la llegada del Salvador que transforma nuestras vidas.

QUE EN ESTA NAVIDAD EL NIÑO DIOS NAZCA EN NUESTROS CORAZONES 🙏😇