LAS 3 PRINCIPALES VIRTUDES DE LA VIRGEN MARÍA

La devoción a la Virgen va más allá de Rezar el Santo Rosario (Que esta muy bien y como Católicos debemos hacerlo Diariamente)La verdadera devoción a la Virgen Maria consiste en imitar sus Virtudes.

Una Virtud es una cualidad positiva de una persona que se considera buena. Por ejemplo, la honestidad, la generosidad, la paciencia, etc. 

María no solo es la madre de Jesús, sino también un ejemplo a seguir para todos nosotros los cristianos. En esta ocasión, exploraremos las tres principales virtudes de María que debemos imitar: Su Virginidad, Su Obediencia y Su Humildad.

IMITAR LA VIRGINIDAD DE MARÍA

La virginidad de María es un aspecto fundamental que todos los cristianos podemos imitar. No se trata de la virginidad en el sentido físico, sino de la virginidad de espíritu. Esto implica mantener puro nuestro corazón (y alma), reservándolo solo para Dios.

La virginidad de María nos enseña a amar a Dios por encima de todo. María dedicó su vida a Dios de una manera única y especial, y esto nos muestra que podemos hacer lo mismo. Al contemplar la virginidad de María, aprendemos a priorizar a Dios en nuestras vidas, a mantenernos alejados de la impureza espiritual y a buscar la pureza de corazón. 

Imitar la virginidad de María, consiste en esforzarnos por mantener nuestros corazones limpios, lo que nos acerca más a Dios y nos ayuda a vivir una mejor vida de amor y servicio para con los demás.

IMITAR LA OBEDIENCIA DE MARÍA

La segunda virtud que debemos imitar es la obediencia de María. Cuando el ángel Gabriel le anunció que sería la madre del Salvador, María respondió con humildad y obediencia: "Hágase en mí según tu palabra". Esta respuesta muestra su total confianza en Dios y su disposición a hacer Su voluntad, incluso si no comprendía completamente el plan divino.

La obediencia de María nos enseña que la obediencia a Dios no es ciega, sino iluminada por la fe. Es un acto consciente de seguir a Dios, confiando en que Su plan es siempre mejor que el nuestro. Aunque puede haber dificultades y desafíos en el camino, la obediencia a Dios nos conduce a la verdadera felicidad, como la experimentó María. Ella eligió seguir a Dios, incluso cuando eso significaba enfrentar circunstancias difíciles, como el viaje a Belén y la huida a Egipto.

Al imitar la obediencia de María, aprendemos a confiar en Dios en todas las circunstancias de nuestras vidas y a estar dispuestos a hacer Su voluntad, incluso cuando no comprendemos completamente el camino que Él tiene para nosotros.

IMITAR LA HUMILDAD DE MARÍA

La tercera virtud que debemos imitar de la virgen es su humildad. A pesar de ser la madre del Hijo de Dios, María siempre reconoció su lugar como sierva de Dios. Ella entendía que debía ocupar su puesto en la tierra con humildad.

La humildad de María nos enseña a reconocer nuestro lugar en el plan de Dios y a no tratar de elevarnos por encima de Él. A menudo, tratamos de tomar el control y ser los maestros de nuestro destino, pero esto solo nos lleva a la esclavitud de nuestro ego. En cambio, siguiendo el ejemplo de María, debemos servir a Dios con humildad y reconocer que solo en Él encontramos verdadera libertad.

EN CONCLUSION

La verdadera devoción a la Virgen Maria es imitar sus virtudes porque si hubo alguien que imitó a Jesucristo en esta tierra esa fue María, por lo tanto imitando a la Virgen imitamos a Jesús. 

La virginidad de Corazón, la obediencia y la humildad de María son tres virtudes fundamentales que todos los cristianos podemos y debemos imitar.

Al seguir el ejemplo de María, nos acercamos más a Dios y encontramos la verdadera felicidad y libertad en nuestra vida. María es el modelo perfecto de cómo vivir una vida centrada en Dios, y al imitar sus virtudes, podemos acercarnos más a su Hijo, Jesucristo.